Qué puede hacer un Project Manager para gestionar conflictos de forma exitosa

Es ley de vida. Los conflictos son una condición natural del hombre y de cualquier ser que viva en sociedad. Desde la Edad Antigua hasta nuestros tiempos, filósofos y pensadores han tratado de descifrar su origen, así como las contradicciones que generan – a veces tan racionales, otras tan irracionales, y en ocasiones tan perjudiciales a la vez que necesarios -. Aunque para abordarlo con un poco de optimismo, vamos a quedarnos con Séneca, quien decía que “hay que considerar las contrariedades como un ejercicio”. Así es: un ejercicio de aprendizaje y crecimiento vital. Porque si la vida es un proyecto que se construye a través de la experiencia, gestionarlo bien depende de cómo se afronten los conflictos que se cruzan por el camino.

Si te dedicas a la gestión de proyectos, seguro que sabes bien de qué hablamos. En un entorno en el que trabajan conjuntamente personas con diferentes habilidades, historias personales y normas, la existencia del conflicto es inevitable a la hora de tomar decisiones y alcanzar metas. Si una situación delicada no se resuelve a tiempo, el problema se puede agrandar hasta afectar al rendimiento del proyecto. Por el contrario, si se gestiona adecuadamente, las diferencias pueden conducir a una mayor creatividad y una mejor toma de decisiones.

A continuación te explicamos qué puede hacer un Project Manager para gestionar los conflictos laborales:

Cómo gestionar conflictos con éxito

1. Separa lo profesional de lo personal

Como Project Manager, debes tener claro que las interrelaciones en el trabajo son puramente profesionales. Para ello es importante que las emociones no interfieran en la toma de decisiones. Es cierto: es muy complicado. Los lazos afectivos entre los miembros de un equipo pueden ser de índoles muy diferentes, por lo que pueden existir más o menos afinidades, simpatías e incluso amistades personales que hacen que una mala decisión pueda afectar tanto en el campo laboral como en el personal de una relación.

2. Usa la empatía

En la línea de lo dicho anteriormente, las emociones deben ser gestionadas con mucho cuidado y sensibilidad. Un buen líder debe ser empático con los miembros de su equipo no solo para entender sus necesidades y sacar a relucir su talento, sino también para evitar conflictos. Fomentando una cultura del respeto y haciendo que tu personal se sienta valorado, además de tratar con tacto sus miedos, sus gustos y sus ambiciones podrás evitar conflictos indeseados.

3. Escucha y comunica

Muchos conflictos surgen por la falta de comunicación, bien porque se interpretan mal algunos mensajes, bien porque, simplemente, no hay mensajes. No permitas que esto suceda y siempre que puedas sé claro en tus mensajes, escucha, haz preguntas y mantente imparcial ante la diferencia de opiniones. Debes abordar los conflictos interpersonales como si se tratase de la fase inicial de una investigación en la que se da la presunción de inocencia a todas las partes. Descarta la intencionalidad de todos los males, pues al fin y al cabo, tú eres quien ha elegido el mejor equipo para llevar el proyecto, por lo que cualquier incompatibilidad entre personas debe corregirse de manera constructiva.

4. Analiza las perspectivas de cada uno

Cuando no se cumplen las expectativas personales pueden aparecer problemas. Por eso es importante que te involucres en las perspectivas de cada miembro de tu equipo, puesto que las del proyecto no son las únicas que cuentan. Las personas tienen distintas percepciones sobre las cosas, lo cual se acentúa todavía más si proceden de organizaciones o culturas diferentes. Siempre estás a tiempo de dar un paso atrás para averiguar lo que ocurre en caso de conflicto. Tómate tu tiempo.

5. Identifica los errores

Los errores, son errores. La propia palabra lo dice. Al no existir intencionalidad debes mostrar una actitud comprensiva, lo cual te ayudará a detectarlos más fácilmente. Contrasta siempre las diferentes versiones y cuando conozcas el foco del problema, arbitra la situación para que los fallos se traduzcan en aprendizaje. Ten en cuenta, también, la autocrítica. Como se ha dicho antes, si tus instrucciones no han sido del todo claras, la mala comunicación puede haber generado una confusión. A veces, la clave está en la propia crítica para evitar conflictos de culpabilidad.

6. Aplica técnicas de resolución de conflictos

Muchos teóricos han realizado manuales para gestionar conflictos que sería aconsejable consultar. El Project Management Institute, en algunos de sus seminarios, suele recomendar dos modelos:

  • El modelo revisado de Pondy, que establece diferentes enfoques resolutivos según la índole del conflicto (personal o profesional): eludirlo, adaptarse, comprometerse, imponerse o asumir una posición de colaboración.
  • Por su parte, el modelo de conflicto de Thomas-Kilmann define que un conflicto es un proceso que comienza cuando una parte percibe que la otra afecta negativamente a algo que le incumbe, de manera que propone algunas pautas de comportamiento que acerquen el consenso.

7. Aprovéchalo para fomentar la creatividad

Desde el punto de vista del marketing, se dice que las crisis son en realidad oportunidades. Si tenemos en cuenta que hablamos de conflictos de carácter profesional, un buen Project Manager debería saber aprovecharlos para detectar puntos de mejora y estimular la creatividad del equipo para resolverlos. Una buena manera de moderar una situación conflictiva es reunir a las partes implicadas para que aporten ideas y puntos de vista que permitan salir de dicha situación. La inventiva es siempre una buena herramienta para desbloquear problemas.

8. Transmite tranquilidad

Mantener la calma es fundamental para cualquier líder que tenga que lidiar con un conflicto en su equipo. La mejor manera de rebajar un clima tenso es aportando tranquilidad y buenos alimentos. La paciencia y la tranquilidad propician que las personas involucradas puedan retomar sus tareas fácilmente y serenarse para encontrar el consenso. La presión de los timings suele generar un estrés que puede ser tu peor enemigo a la hora de resolver un conflicto. En la medida de lo posible, aísla a los implicados de esa realidad, pues sin salir de dicha situación todavía se podría perder más tiempo.

9. Búscale el lado positivo

Retomando el concepto de aprendizaje, es importante que seas capaz de visualizar los aspectos positivos que se pueden desprender de un conflicto para convertirlo en una oportunidad de mejora. Entre otras consecuencias, un conflicto puede:

  • Diluir o minimizar otros conflictos más serios
  • Fomentar el cambio, la creatividad y la innovación
  • Mejorar la comunicación
  • Incrementar el rendimiento, energía y cohesión del grupo
  • Equilibrar el poder y la influencia si se emplean técnicas colaborativas para solucionar los problemas
  • Aclarar polémicas y hacer más visibles las metas

¿Eres Project Manager y has tenido que emplearte en la gestión de conflictos? ¡Comparte tu experiencia! Y si no te apetece, no pasa nada. Por eso no vamos a crear un conflicto.