Niveles altos de productividad. Es lo que se espera hoy en día del profesional moderno, unas expectativas que, en ocasiones, no solamente no se cumplen sino que acaban desembocando en algo bastante peor: unos niveles altos, sí, pero de estrés, consecuencia directa de querer cumplir unas metas poco realistas, a menudo impuestas, y de dejar de cuidarse a uno mismo en este camino hacia el éxito.
La buena noticia es que no tenemos que pasar toda la vida padeciendo esto o tomando medicación para controlar nuestra presión arterial. Basta con poner en práctica unos sencillos trucos que nos permitirán no sólo seguir siendo más eficientes, sino incluso aumentar la productividad sin incrementar, debido a ello, nuestro estrés en el trabajo.
¿Cómo conseguirlo? Hoy te contamos 10 maneras de impulsar el rendimiento sin incrementar la tensión, el agobio o el agotamiento. No pierdas detalle:
1. Apuesta por lo simple
Muchas veces, la tarea más sencilla puede verse complicada rápidamente y, en ocasiones, sin necesidad alguna. No hace falta que dediques la noche entera a crear un gráfico espectacular cuando todo lo que se te pidió fue escribir un sencillo informe, por ejemplo.
Los empleados realizan esfuerzos extra en busca de algún incentivo pero a veces esto les lleva demasiado tiempo y no siempre el resultado es el esperado. Esa exigencia de destacar sobre los demás puede pasar factura a largo plazo cuando, normalmente, lo más cómodo y fácil es entregar a tiempo un trabajo tal y como se había encomendado, sin ostentosas exhibiciones con las que se quiere demostrar algo más. Recuerda que estar demasiado ocupado hace disminuir la productividad… No cargues, sin necesidad, con más cosas de las que ya tienes.
2. Elimina las distracciones
Resulta obvio, pero eliminar las distracciones puede ser más difícil de lo que parece. Llegan de muchas formas, tan fácil como una radio que suena de fondo o ese sonido que sale de tu móvil cada vez que te llega una notificación o actualización en tus redes sociales. Si trabajas desde casa, un día lleno de sol parecerá hacerte señas al otro lado de la ventana y se convertirá en el peor rival para tus tareas y tu concentración, o quizá tengas un mimoso gato que, sin querer, hace que pierdas la atención constantemente.
Sea cual sea la distracción, la clave para combatirla es la disciplina. Puedes ayudarte de algún incentivo como, por ejemplo, premiarte con una rica cena cuando termine una jornada productiva. Puedes darte el “regalo” que más te motive. Incluso saber que vas a llegar a casa una hora razonable si dedicas toda tu atención a tu trabajo, sin distraerte, puede convertirse en el mejor incentivo para ser lo más productivo posible. Porque, al final, es de lo que se trata: ahorrar horas innecesarias en la oficina permaneciendo con el foco de atención puesto donde debe estar. Eso sí, recuerda que debes hacer un descanso de vez en cuando para recargar energía y regresar con más fuerza. De hecho, no hacerlo solamente te provocará más cansancio.
3. Identifica y organiza las tareas
No hay nada peor que dar vueltas en la cama durante toda la noche pensando en todas las citas, reuniones, llamadas telefónicas, informes y correos electrónicos que te esperan al día siguiente, y aparecer en tu trabajo, por la mañana, si saber por dónde empezar. O dedicar la mitad de tu jornada a una tarea que, en realidad, debería estar en la parte baja de tu tabla de prioridades. Puedes evitar entrar en este círculo vicioso que bloquea tu productividad estableciendo un orden de tareas, desde la más importante hasta la menos, y así diseñar un flujo de trabajo eficaz. Hazlo sobre el papel, por escrito; te ayudará a verlo mucho más claro.
4. Termina las tareas que puedan angustiarte
Todos los hemos hecho alguna vez: dejar para el último momento ese compromiso o tarea que, por alguna razón, tememos, ya sea porque nos va a llevar mucho tiempo, porque nos genera mucho estrés o nos intimida. Pero cuanto más dejamos que nos desanime algo, haciendo que se conviertan en una mancha oscura en el fondo de nuestra mente, más estresados estaremos, ya que afectará las otras tareas que tenemos entre manos.
El simple hecho de abordar ese trabajo tan aparentemente horrible nos provoca una sensación de alivio e incluso de satisfacción por haberlo conseguido, y libera nuestra mente para poder hacer frente al resto de tareas, por lo que conseguiremos aumentar la productividad y reducir nuestro estrés.
5. No te distraigas con asuntos menores
Otra cosa que puede suceder es que nos quedemos atrapados en algún detalle o problema menor que termine por minar nuestra atención y productividad. Por ejemplo, en lugar de estar dos días pensando sobre qué tipo de letra será la mejor para redactar ese informe, no pierdas tiempo con algo que no tiene mayor trascendencia y selecciona aquella que normalmente se usa en la oficina. Y sigue adelante con tu proyecto. Obsesionarse con problemas menores es otra forma de dilatar tu trabajo y afectará a tu rendimiento. Aprende a reconocerlo y sabrás distinguir lo que es importante de lo que no, lo que redundará en una forma de trabajo más eficiente.
6. Sé disciplinado y organizado
La organización es fundamental para aumentar la productividad y evitar agobios innecesarios. Analiza tu forma de trabajo e intenta mejorar algunas prácticas en la gestión de tus tareas. Ya sabemos que el multitasking hará que seas menos productivo así que planifica bien y prioriza lo importante frente a lo urgente, y ve haciendo una cosa tras otra, sin intentar cargarte con mil asuntos para después no llegar a nada.
Y hazlo con disciplina. Que esos hábitos de gestión del tiempo vayan incorporándose en tu día a día y mejorando conforme llegan nuevos proyectos.
Priorizar, delegar y simplificar te ayudará a ser más productivo sin estar más estresado. Clic para tuitear7. Pide ayuda
En un ambiente de trabajo competitivo, pedir ayuda a un colega o a un superior para una determinada tarea o proyecto puede parecer una sentencia de muerte, un aviso a toda la oficina de que eres incapaz de hacerlo por ti mismo y que necesitas a alguien para que realice tu trabajo.
Sin embargo, en cualquier entorno laboral, si un responsable de proyecto valora la calidad de tu trabajo, debería darse cuenta de que esto significa que estás haciendo todos los esfuerzos posibles para que todo salga bien. Y eso, al final, es lo importante. No debería darnos vergüenza admitir que no sabemos cómo acceder a cierta información, o que no es posible conseguir un determinado programa para trabajar.
Y, en términos prácticos, solicitar ayuda y recibirla te ayudará a eliminar ese obstáculo que había aparecido en tu camino, por lo que podrás ser más productivo, una vez más, y estar menos estresado, también. Obtendrás las respuestas que necesitas y podrás seguir adelante. Sin embargo, una vez que alguien se ofrezca a resolver ese problema, recuerda la solución. Uno de los grandes pecados en el trabajo es que te tengan que decir varias veces cómo se hace algo.
8. Admite que no te han asignado un trabajo apropiado para tu perfil
A veces es necesario admitir que has sido asignado para una tarea para la que, en realidad, no tienes el perfil apropiado. Tratar de encajar un clavo cuadrado (tú) en un agujero redondo (la tarea) es una pérdida de tiempo para todos. Y, de nuevo, no debería suponer ningún problema reconocer que está fuera de tu alcance, por el motivo que sea.
De hecho, esto demuestra que trabajas bien en equipo, siempre y cuando estés dispuesto a asumir una carga similar de trabajo pero, en este caso, en un área en la que tengas más experiencia. Lo que no quieres es que parezca que eres perezoso o estás desmotivado. Por el contrario, dirá mucho de ti que encuentres a alguien más adecuado para esa tarea en cuestión y le des la oportunidad de sobresalir y brillar, en lugar de hacerlo tú mismo, y hacerlo mal. Esto permite que todas las personas involucradas sean más productivas.
9. Cuida de ti
La relación entre tu salud y la productividad en el trabajo es fundamental. Si no duermes bien por la noche seguramente al día siguiente no puedas llevar a cabo un trabajo de calidad. Asimismo, si tu dieta está formada por comida rápida y bebidas energéticas es muy probable que no rindas a niveles óptimos. Descansar adecuadamente, dormir lo suficiente, hacer ejercicio y comer sano son aspectos vitales para un buen desempeño de tu trabajo.
10. Haz de tu trabajo un ambiente agradable
Un trabajador feliz es un trabajador productivo. Si escuchar música te hace feliz (y no supone una distracción), ponte unos auriculares y disfruta de ello mientras tengas ocasión. Quizá lo que te haga sentir reconfortado es colocar algunas plantas relajantes en tu despacho o unas fotos inspiradoras en las paredes. Lo que te mantenga en calma, contento y motivado será lo que, con toda seguridad, hará que seas más productivo y te sientas menos estresado.
Esperamos que te hayan servido estas pautas para lograr aumentar la productividad sin incrementar el estrés. ¿Pones en práctica alguna otra en tu trabajo? Las puedes compartir en los comentarios.