La importancia de las primeras horas de trabajo para incrementar la productividad

Suena el despertador, y después de varios intentos te levantas a lo Walking Dead para preparar ese café que te va a activar las neuronas. Luego viene la ducha, la tostada, o…¿igual era al revés? ¡Qué más da! El caso es que, como cada día, llegas al trabajo con muchas cosas que hacer y pocas ganas de hacerlas. Y, claro, pasan las horas y la pelota se hace cada vez más grande. ¡Maldita rutina!

Si realmente te sientes así, antes de asumir que no naciste para este trabajo, pregúntate si hay algo que hagas mal y puedas mejorar. En el trabajo, como en la vida, la motivación es necesaria para llevar a cabo cualquier tarea de manera eficiente. Si la monotonía te ha hecho perder la motivación, existen una serie de buenos hábitos para recuperarla, y la mayoría de ellos pasan por incrementar la productividad en el momento más crucial del día: las primeras horas de trabajo.

Según los expertos, el inicio de la jornada laboral es el momento de mayor rendimiento de nuestro cuerpo y nuestra mente. Si lo aprovechas bien, tendrás la energía necesaria para afrontar el día con buen pie.

A continuación podrás ver la importancia de las primeras horas de trabajo para incrementar la productividad.

1. Una buena gestión del tiempo es más importante que las propias capacidades

Cada persona es diferente, pero una cosa es segura: por muchas habilidades que se tengan, sin una buena gestión del tiempo es muy difícil desarrollarlas. Tiempo y productividad son dos conceptos que siempre han ido de la mano, de manera que si aprovechas bien las primeras horas de trabajo (las más productivas) tus probabilidades de éxito serán mayores que en cualquier otro momento del día. Los siguientes consejos te pueden ayudar:

Planifica tu tiempo: Obvio, ¿verdad? Aunque quizá no tanto. Planificar el tiempo no es solo ponerse un despertador y llegar puntual – que también. Se trata, entre otras cosas, de poner un límite temporal a cada tarea para no alargarla más de la cuenta y sobre todo, de ser organizado. Utiliza herramientas electrónicas o agendas para fijarte horarios y objetivos. Si llevas una previsión del trabajo, el grado de satisfacción al conseguirlo también será mayor.

No procrastines: Dicen que existen dos tipos de trabajo: el “trabajo”, y el “trabajo real”. El primero es el rutinario pero que suele quitar bastante tiempo, como responder correos, asistir a reuniones periódicas o, por lo general, todas las tareas administrativas que no inciden directamente en el éxito profesional. El “trabajo real”, en cambio, es aquel que está directamente destinado al cumplimiento de objetivos importantes, tanto personales como de la empresa. Durante las primeras horas de trabajo hay que dedicar la mayor parte de los esfuerzos al trabajo importante, y no dejarlo para más adelante reemplazándolo por otras tareas.

Evita el multitasking: Si pasas de una tarea a otra sin haber finalizado ninguna de las dos, lo único que conseguirás es tener que invertir más tiempo en ambas. Este es uno de los errores que más solemos cometer y que pueden disminuir la productividad hasta en un 40%. Como se ha dicho anteriormente, llevando una buena planificación del tiempo podrás trabajar de manera más ordenada y evitar, asimismo, el multitasking.

Define tus prioridades: Haz una lista, escoge las tareas más importantes y colócalas en la parte superior. Esta es otra manera de evitar la procrastinación e incrementar la productividad durante las primeras horas de trabajo. Distingue entre ‘importante’, ‘urgente’ y ‘no tan importante’. Céntrate en lo que sí es importante, que muy probablemente acabará por convertirse también en urgente.

2. Las primeras horas de trabajo son el momento idóneo para la concentración

Normalmente, la concentración va de más a menos, de manera que lo lógico es que las primeras horas de trabajo se destinen a realizar las tareas más duras o aquellas que requieran un mayor esfuerzo mental. Si sacas el máximo provecho a tu concentración durante esas horas podrás incrementar tu rendimiento. He aquí algunos trucos para conseguirlo:

Evita distracciones: Tranquilo, que si alguien necesita algo importante, seguro que te encuentra. Todo lo demás, puede esperar: desconecta los grupos de Whatsapp, mantén cierto orden visual en tu escritorio y si puedes, usa auriculares para escuchar música (¡funciona!). De esta manera podrás mantener la concentración al máximo.

Regula la cafeína: ¡Lo que oyes! Sé que te encanta el café, pero si lo tomas por norma, cuando su efecto pase, tu productividad, estado de ánimo y concentración se pueden ver afectados. Si quieres que el café sea un buen aliado, no abuses de él porque el cuerpo se acostumbra y las dependencias no son buenas. Déjalo para esos momentos en que te sientas más bajo de energía y saldrás ganando.

Da prioridad a las tareas creativas: Normalmente las tareas que requieren ingenio son también las más importantes. Según los expertos, las primeras horas de la mañana son las mejores para el pensamiento inductivo, es decir, el de las ideas abstractas. Si te concentras en ese tipo de tareas, verás cómo no te decepcionan los resultados.

3. La motivación se retroalimenta

Dicen que la motivación es algo que se retroalimenta, que los pensamientos positivos atraen acontecimientos positivos. Por esta razón, las primeras horas de trabajo son ideales para trabajar la motivación e incrementar la productividad. Si empiezas tu jornada laboral con ganas, el resultado de las primeras tareas será bueno y probablemente el resto del día también lo será. Aunque crear un marco positivo no siempre es fácil. Como hemos dicho al principio, la rutina es nuestra peor enemiga, pero podemos poner de nuestra parte para vencerla. Con pequeños gestos como los siguientes, darás grandes pasos:

Piensa en positivo: aunque no lo creas, tu mente mantiene un diálogo constante con tu interior. Si tiendes a lanzarte mensajes de desánimo y lamentación, tu mente te creerá. Si, por el contrario, haces el esfuerzo de pensar en el lado positivo de las cosas, de alegrarte por lo que tienes y no por cuanto no tienes, tu autoestima y motivación irán en aumento. Convéncete de que vas a vivir una gran jornada, imagínate completando tus tareas y saliendo satisfecho del trabajo. Y no te olvides nunca de sonreír.

Saluda al llegar: algo tan simple como saludar a tus compañeros al llegar puede ayudarte a crear un clima positivo que favorezca la empatía y la camaradería. Mantener una breve y distendida charla sobre cómo ha aprovechado cada uno el fin de semana o la tarde anterior servirá para empezar a trabajar en una atmósfera de amabilidad y amistad que incrementa la productividad, no solo a nivel individual, sino también de todo el equipo.

Date algún premio: otra manera de generar estímulos que nos mantengan motivados en el trabajo es dándonos pequeños premios que se pueden traducir en cosas que nos hagan ilusión: una pausa o descanso, una compra, algo de comer que nos gusta, etc. Si durante las primeras horas llevamos a cabo las tareas más importantes que requieren un mayor esfuerzo, debemos pensar también en esas recompensas que nos impulsen a terminarlas. Por mínimas que sean, ayudarán a hacer más ameno el trabajo convirtiéndolo en un pequeño reto.

Ya has visto la importancia de las primeras horas de trabajo para incrementar la productividad. Ahora, ponte manos a la obra y, si quieres, ¡cuéntanos tu experiencia en los comentarios!