¿Cómo construir un equipo de desarrollo ágil?

No es ningún secreto que el trabajo en equipo es la mejor fórmula, por no decir la única posible en muchos casos, para realizar cualquier tarea de ingeniería, construcción o desarrollo. En esta ocasión ponemos el foco en un departamento que, por su complejidad y mutación constante, requiere una buena coordinación y entendimiento entre sus miembros para lograr procesos rápidos y eficientes. Hablamos del desarrollo de software.

En un mundo en el que las cosas cambian a velocidad de vértigo, los desarrolladores de software viven con preocupación las últimas novedades y tendencias, lenguajes o prácticas, conscientes de que en cualquier momento pueden quedar obsoletos. Si antes se planificaban y estructuraban todas las fases del proceso, actualmente se necesitan metodologías lo más ágiles posible (véase Scrum, Kanban, XP, o Lean).

Lo cierto es que no existe la fórmula perfecta para crear un equipo de desarrollo ágil, sino que cada caso tiene sus propias características (por el número de miembros, la distribución geográfica, el presupuesto, etc.) y su rendimiento depende de una serie de factores que tienen que ver con el entorno, la predisposición, el compromiso o la interacción con otros departamentos.

A continuación te damos algunas claves para conseguirlo:

1. Implementa buenas prácticas

Un equipo de desarrollo ágil debe mecanizar una serie de hábitos de eficiencia que son comunes para los departamentos de tecnologías de la información: revisiones de código, automatización de procesos, voluntad de innovación e interacciones que mejoren la relación con el resto de la empresa. El campo del desarrollo, como hemos dicho, requiere una gran coordinación y complicidad por parte de todo el equipo, por lo que la buena comunicación es algo imprescindible y que va más allá de lo que es estrictamente profesional. Usar un lenguaje “para todos los públicos” entre compañeros y promover actividades de team building puede fortalecer las relaciones personales entre miembros del mismo o varios equipos, mejorando la productividad e incrementando los niveles de felicidad con la empresa.

2. Deja que el equipo se consolide

Para que el equipo crezca y llegue a ser competitivo es necesario que se construya sobre una base sólida sin sufrir cambios por el camino. El crecimiento lleva su tiempo, por lo que hay que entender que la paciencia es un factor clave para que las cosas funcionen. Se tienen que quemar etapas, sabiendo que las iniciales pueden dar cabida a algún que otro contratiempo que habrá que superar.

Según el modelo de desarrollo de equipos de Tuckman, existen cuatro fases que los grupos deben atravesar para conseguir el máximo rendimiento: formación, conflicto, normalización y desempeño. Podríamos decir que se trata del proceso de consolidación o adaptación que todo equipo necesita. Si se introducen cambios a medio plazo (contrataciones o salidas), se vuelve a la etapa inicial de formación, por lo que se entorpece el trabajo. Lo dicho: paciencia.

3. Apuesta por la formación continua

Además de adoptar buenas prácticas, si quieres que un equipo trabaje con soltura debes apostar por una formación continua orientada a las diferentes áreas de trabajo de la empresa, no solo en el terreno del software. Dicho de otro modo, tan importante es que el equipo de desarrollo se actualice constantemente en el cambiante mundo tecnológico, como que aprenda ciertas nociones de marketing, administración o finanzas que le ayuden a interactuar mejor con otros departamentos.

4. Fomenta un aprendizaje transversal

Otra buena manera de aprender es hacerlo horizontalmente, es decir, aprender de los demás. A través de las habilidades compartidas de los diferentes miembros de un equipo se generan intercambios de conocimiento, no solo de mayores a jóvenes, también a la inversa. Esta es una de las grandes ventajas del trabajo en equipo: con una fuerte cohesión de grupo mejora la productividad, y se genera un clima de cooperación y apoyo que desemboca en un poder realizador mucho mayor que a través de la
suma de individualidades. Si se actúa en bloque, es más probable que el equipo sea autosuficiente y se regule a sí mismo, por ejemplo, si alguien se desvía del camino. Cuando unos aprenden de otros y todos se sienten compañeros, los contratiempos se minimizan y se está mejor preparado para afrontar todo tipo de retos y dificultades.

5. Crea una dinámica de colaboración entre departamentos

Un equipo de desarrollo ágil lo será si los demás equipos también lo son. Para ello, lo ideal es que todos los departamentos participen de manera activa en los distintos procesos de producción y venta, creando unas sinergias de trabajo muy positivas. Para hacernos una idea, las grandes empresas de software incluyen en sus equipos profesionales de distintas ramas como diseñadores, agentes de marketing o Product Managers, además de desarrolladores. En cada fase del producto, cada departamento desempeña una función determinada y se implica en mayor o menor medida en los distintos procesos.

Por ejemplo, en una etapa de producción, un Product Manager se encargará de encontrar nichos de mercado, un diseñador estudiará la viabilidad del producto y un desarrollador aplicará las técnicas para llevarlo a cabo. En la etapa de venta, Product Managers y diseñadores mirarán de poner en valor el producto para que Marketing ponga en marcha el lanzamiento y la venta a través de diferentes canales. Durante la post-venta, unos medirán los resultados en términos de ingresos mientras que otros analizarán la reacción del consumidor y los posibles puntos de mejora. Con estos procesos múltiples se gana agilidad y además, de acuerdo con lo dicho anteriormente, se fomenta el aprendizaje transversal.

Ahora ya tienes algunas pistas para construir un equipo de desarrollo ágil. Si conoces algunas más y quieres compartirlas, no dudes en dejarnos tus comentarios.