Ser responsable o llegar a gestionar un equipo es la aspiración de muchos empleados que empiezan desde cero y se esfuerzan por crecer dentro de la empresa. Un camino donde la perseverancia, la paciencia y el trabajo bien hecho son tus mejores amigos. Pero que tengas las capacidades de hacerlo, no siempre significa que debas hacerlo.
Adquirir una posición de responsabilidad implica poder, y no todo el mundo sabe gestionar el mando con juicio. A muchos se les irá la mano y abusarán de este nuevo estatus para promoverse a sí mismos o, peor incluso, acabar con sus competidores dentro de la empresa.
Liderar de forma exitosa significa guiar a cada miembro del equipo para que brille y contribuya de forma positiva al éxito de la empresa. Para conseguirlo, lo mejor que puedes hacer es aprender de estos 8 errores de gestión que te comparto más adelante. Muchas veces la mejor lección es caerse y volverse a levantar.
1. Pasarse con el colegueo
A todos nos gustan los responsables cercanos y simpáticos. Pero no te pases.
Cuando gestionas un equipo no tienes que actuar como un amigo íntimo de tus trabajadores, eres el líder y debes mantener el equilibrio entre autoridad y humanidad.
Gánate su respeto demostrando tus conocimientos, ayudándoles a mejorar y sacando lo mejor de ellos mismos. Debes guiarlos, no ser su camarada. Recuerda que sigues siendo tú quien va a tomar todas las decisiones, incluso las más desagradecidas y una relación demasiado amistosa con los miembros de tu equipo puede convertir cualquier resolución en algo personal, limitando tu juicio y restándote credibilidad.
2. No saber delegar
Cualquier responsable que se preste debe saber cómo delegar.
Si tienes problemas para compartir responsabilidades en el trabajo y asignar tareas a terceros quizás te de miedo asumir tu nuevo rol como líder. No pasa nada, es lo más normal del mundo. Date un poco de margen para adaptarte a esta nueva fase profesional.
Delegar responsabilidades requiere de confianza en uno mismo y en los miembros del equipo. Si delegas correctamente, los miembros de tu equipo se sentirán más valorados y motivados. Compartir responsabilidades es una forma de comunicar a tus trabajadores que confías en ellos y demostrarles que están haciendo un muy buen trabajo.
3. No reconocer el trabajo bien hecho
A todos nos gusta sentirnos valorados y escuchar unas palabras de reconocimiento por el trabajo bien hecho. Es una tarea muy sencilla que casi nadie hace y que tiene unos resultados muy positivos en el ánimo y espíritu de tu equipo.
Proporcionar un feedback positivo a tus empleados es clave para que se comprometan con tu empresa. Nunca está de más sorprender a tu equipo con un email dándoles las gracias por los objetivos logrados o su labor dentro de la empresa.
Recuerda que la gestión no está solo para dar malas noticias o controlar al personal, tu principal labor es mantener a tu equipo cohesionado y feliz para que sea más productivo.
4. No pregonar con el ejemplo
Cuando eres el líder, tienes el deber de ser el modelo a seguir.
Por muy disconforme que estés con los últimos cambios y decisiones de dirección no puedes explotar delante de tu equipo y gritar a los cuatro vientos cuán equivocado está tu responsable. Perder los nervios por algo que no te concierne sólo te perjudica a ti.
No importa cuál sea la circunstancia, debes mantener el temple y ser profesional. Debes velar por la cohesión entre los miembros de tu equipo y su compromiso para con la empresa.
5. No definir los roles de tu equipo
Este error es particularmente más común en las empresas grandes que en las pequeñas.
Cuando las líneas entre las responsabilidades de los miembros de tu equipo son difusas estás dando lugar a la confusión y la desorganización.
Si más de un miembro del equipo parece tener las mismas obligaciones, los procesos de trabajo se entorpecen y las labores se realizan por duplicado; factores que perjudican seriamente a la productividad de tus trabajadores. Para que esto no suceda, asigna un cometido específico a cada miembro de tu equipo, verás como es más fácil para todos comunicarse y establecer tareas.
6. Evitar el conflicto
La mejor forma de solucionar un problema es enfrentarse al mismo.
Si detectas algún comportamiento incorrecto en la oficina, en lugar de dirigirte a esa persona delante de todo el mundo, invítala a conversar en privado en tu oficina. Busca un entorno de privacidad y confianza donde hablar y comprender cómo se ha llegado a esa situación, y ofrécele opciones y ayuda para resolver el conflicto. Por otra parte, debes mantener la disciplina y hacerle saber – sin lugar a dudas – que esa actitud debe acabar inmediatamente por el bien del equipo.
No siempre es sencillo abordar este tipo de temas, sobre todo si eres una persona tímida o introvertida. Sin embargo, es indispensable para un cargo como este. En muchas ocasiones verás como algo que a primera vista era negativo se ha convertido en un escenario del que tanto tú como los miembros del equipo os podéis beneficiar.
7. Apostar al caballo equivocado
Es muy difícil escoger sabiamente y contratar a la persona correcta. Algunos no tienen la certeza hasta que se ha incorporado al equipo y ha demostrado su valía. Para otros, es un don natural poder leer a las personas y hacer caso de la intuición.
Aunque un buen currículum y unas respuestas acertadas siempre juegan a favor, no tomes una decisión precipitada. Si hay algo en tus entrañas que te dice que no es el candidato, pasa página, sigue buscando hasta que encuentres a la persona adecuada. Habla con recursos humanos, revisa la oferta de trabajo, modifícala y alarga el proceso de selección si fuera necesario hasta que encuentres a la persona idónea.
8. No comunicarte con tus trabajadores
Si quieres crecer profesionalmente no puedes hacerlo tú solo; necesitas a un equipo leal a tu lado. Personas que crean en ti, te respeten y crezcan contigo.
Ayuda a tu equipo a conseguir sus objetivos profesionales, de este modo ellos se sentirán valorados y comprometidos con la empresa, mientras que tú crearás un vínculo de respeto y mentoría con ellos.
Una de tus labores principales como Manager es cuidar de tus empleados. Si lo haces correctamente, alguno de ellos podrá subir un escalón en la jerarquía de la empresa ocupando tu posición cuando te llegue el momento de ascender. Un líder de éxito trabaja duro para educar a un sucesor que se ponga en sus zapatos, y aunque pueda cometer errores, no le asusta aprender de ellos.
Y tú, ¿has cometido otros errores de gestión como responsable de equipo de los que hayas aprendido? ¡Compártelo en los comentarios!