El diseño web tal y como lo hemos entendido hasta hoy está en peligro de extinción. Los nuevos soportes digitales y la creciente implicación del usuario en la conceptualización de los mismos ha acarreado una mutación, llamémosle evolución, del papel del diseñador web. Pero que no cunda el pánico: que los formatos convencionales tengan fecha de caducidad no implica que los diseñadores web vayan a llenar las listas del paro. Nos acercamos a un nuevo capítulo de la era digital, donde las www ya no van a ser el centro de la experiencia en Internet y donde sus creadores se enfrentan a nuevos retos. Así que… ¡Alerta spoiler! El diseño web va a morir.
De dónde venimos (la forma)
Hace ya unos cuantos años decidí crear mi propia página web. Un sencillo porfolio. Justo empezaba a hacer mis pinitos en gráfica publicitaria, por lo que el diseño multimedia me parecía pura ingeniería. Para ello le pedí ayuda a un amigo, quien me hizo dar cuenta de la importancia de aprender las normas básicas del entorno: “yo te enseño cómo se hace, que para que te lo haga otro ya existen plantillas”. Me habló de la diferencia entre las webs dinámicas y las estáticas, del código HTML y de las hojas de estilo CSS, la quintaesencia de la programación por entonces (para mí no era más que una banda brasileña de electroclash).
Pero lo cierto es que hoy todo esto parece no tener ya mucho sentido. La gran oferta de plantillas de gran calidad – ya sean gratuitas o de pago – le permiten a cualquiera obtener un diseño resultón y de aspecto profesional en cuestión de minutos. La mejora está en la calidad, pero también en la variedad: las diferentes opciones de customización hacen que no se repitan parámetros y que cada página web goce de cierta personalidad propia sin que el usuario pueda intuir que se trata de un modelo prefabricado.
Hacia dónde vamos (el contenido)
Hoy en día preocupan los contenidos. Y no es casualidad. La saturación de la red y la apuesta de las empresas por el marketing online ha conllevado una mayor competencia en el diseño web, que ha alcanzado sus niveles máximos, dejando paso a otras preferencias para el usuario. La figura del diseñador como arquitecto está ya obsoleta. Todo está inventado: el usuario es maduro, entiende el lenguaje y sabe dónde encontrar las cosas (ha mecanizado su comportamiento). El valor añadido, pues, lo da el contenido, lo cual nos lleva a reinterpretar el diseño web con un enfoque mucho más amplio.
Ya que hablábamos de plantillas, plataformas como Blogspot, Blogger, WordPress o Drupal son buenos ejemplos de una nueva tendencia que proporciona una base y accesos directos para que pasemos menos tiempo creando un sitio web y lo dediquemos a la creación de contenido. Y por qué no decirlo: Facebook y las redes sociales ofrecen la posibilidad de crear una fanpage o un perfil de cualquier negocio con las mismas funciones que los formatos convencionales, pero con una ratio de impactos muy superior y una enorme facilidad de gestión al alcance de cualquier usuario.
Google, siempre por delante
Como siempre, Google es el mejor indicador de lo que está ocurriendo. De hecho, el gigante tecnológico es el reflejo de las necesidades de los usuarios y es quien marca el camino en este ecosistema.
Que la nueva apuesta de Internet son los contenidos, como se ha dicho anteriormente, no es algo que deba sorprendernos. Basta con darse un paseo por el buscador y observar hasta qué punto nos llega la información correcta sin siquiera haberla solicitado. La autenticación biométrica de sus motores de búsqueda nos da las herramientas cuando más las necesitamos.
Pensemos, por un momento, que buscamos un servicio o producto concreto: un fabricante de zapatos, un restaurante tailandés o una clínica odontológica. En los resultados se nos incluye una opción para llamar directamente al sitio sin necesidad de visitar la página. Toda una declaración de intenciones: ¿para qué entrar en una página si puedo obtener la información por la vía rápida?
Las apps toman ventaja
Tampoco es ningún secreto que el mundo se prepara para entrar de lleno a un nuevo sistema de la información basado en los dispositivos digitales y los teléfonos inteligentes. En cualquier rincón del mundo, especialmente en los países desarrollados o en vías de desarrollo, el ciudadano medio dispone ya de su smartphone con acceso permanente a Internet y a menudo como sustitutivo de la computadora. Por el mismo camino llegan las tablet, smartTV, smartwatch e incluso dispositivos de realidad virtual o aumentada, lentes de contacto electrónicas o electrodomésticos inteligentes, cuya experiencia en la red llega a amalgamarse con la realidad.
Las apps, pues, van más allá de lo que puede ofrecernos una página web. Nos ofrecen un estilo de vida, desde un cuaderno de lectura hasta un tutor de fitness, pasando por un sinfín de experiencias que minimizan nuestro esfuerzo diario en la búsqueda de información. Una muestra de ello es que las webs de grandes marcas nos redirigen a sus aplicaciones para que nuestra experiencia sea más completa, consiguiendo así fidelizar a sus clientes.
Si a todo esto le añadimos la dificultad de navegación que presentan algunas páginas en los dispositivos móviles, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que el diseño web va a tener que virar hacia el diseño de apps.
El diseño de experiencias del usuario
Hemos visto que los productos digitales han puesto el foco en la experiencia del usuario. No solo en cuestión de facilidad de uso (el acceso al contenido) sino también en el objetivo final: su respuesta (el click, la reseña, la acción de compra, etc). Lo realmente importante en este tipo de diseño es que se cumpla dicho objetivo y que se cubran las necesidades del usuario de manera sencilla y rápida.
El mundo necesita ecosistemas de la información inteligentes, integrados y simples. Eso no significa que las páginas web vayan a desaparecer porque seguirán siendo útiles para ciertos propósitos, pero como se ha constatado, el diseñador web tiene ahora un reto más importante: se llama UX Design.
Y tú, ¿consideras que el diseño web va a desaparecer? Si estás de acuerdo, o por el contrario crees que este artículo no es más que un réquiem prematuro, danos tu opinión. Te querremos igual.