A veces se hace cuesta arriba afrontar una jornada laboral con cientos de tareas para realizar. Parece que no tenemos horas suficientes y que nunca acabaremos la montaña de responsabilidades que nos espera en el escritorio a primera hora de la mañana. Pero lo cierto es que con un poco de organización en tu día a día puedes ser más productivo de lo que crees.
Para sacar el máximo partido a tu productividad, lo primero que debes hacer es identificar esos vicios o malos hábitos que te impiden rendir al completo en tu día a día. Hoy te comparto los 15 malos hábitos más comunes que afectan a la productividad. Espero que te sirva de ayuda para empezar a ponerles remedio y ser más productivo cada día.
Malos hábitos que afectan a la productividad de forma negativa
Dormir poco, comer mal o consultar internet son hábitos que afectan negativamente a tu productividad. Clic para tuitear1. Remolonear
Por sorprendente que te parezca, retrasar la alarma para quedarte en la cama 10 minutos más, ni te beneficia ni te aporta más descanso.
Una vez hayas escuchado ese timbre penetrante que anuncia un nuevo día, tu mejor opción es despertarte de un salto y empezar la jornada. Hacer clic en el botón “posponer alarma” solo conseguirá que pases la mañana como un zombie, con la mirada adormecida y la mente espesa, incapaz de tomar decisiones y contando los minutos por volver a la cama.
2. Saltarte el desayuno
Saltarse una comida nunca es buena idea. Y menos si se trata de la comida más importante del día. Por muy poco tiempo que tengas por la mañana, desayuna. El desayuno te devuelve los azúcares y proteínas que has quemado durante la noche, llenándote de energía – y buen humor- para enfrentarte a tu jornada con la mejor de las sonrisas.
3. Revisar el email constantemente
Revisar el correo electrónico de manera constante es uno de los malos hábitos que afectan a la productividad sin que nos demos realmente cuenta de que esto sucede. Cada vez que revisas el email estás perdiendo una media de 25 minutos de trabajo productivo. Dejar de hacer la tarea en la que estabas trabajando para leer el email y regresar a la tarea anterior rompe tus niveles de concentración, altera tu plan del día y prioridades y, a la larga, te hace menos productivo. La solución, planifica un momento de tu jornada para realizar esta tarea en lugar de dejar que te interrumpa de forma continuada.
4. Practicar el multitasking
Acéptalo, no estás hecho para hacer más de una cosa a la vez. El multitasking es uno de los malos hábitos que disminuye nuestra productividad de forma considerable; y es algo que solo las máquinas pueden afrontar de forma eficiente. Realizar dos tareas al unísono, puede parecer un atajo para hacer más en menos tiempo, pero la realidad es opuesta. Terminar una tarea haciendo multitasking te puede llevar el doble de tiempo que realizar cada tarea de una en una.
5. Consultar Internet en todo momento
En ocasiones una duda te desconcierta y paras lo que sea que estés haciendo para buscar en Internet una respuesta inmediata a esa incógnita. Sin embargo, el artículo que has leído no arroja luz al asunto y navegas por una decena de enlaces hasta satisfacer tu necesidad de inmediatez y obtener la ansiada solución.
No lo hagas. En lugar de buscar en ese preciso instante la respuesta, anótalo en una libreta y búscalo cuando hayas acabado todos tus objetivos del día. Es muy fácil caer -y quedarse atrapado – en las redes de Internet y perder la mañana de página en página. Aprovecha tus horas productivas para trabajar y deja las incógnitas para la noche.
6. Llenar la agenda de reuniones
Las reuniones son necesarias para el correcto seguimiento de las tareas, proyectos y entregas. Sin embargo, un abuso o exceso de reuniones a lo largo del día puede canibalizar tu agenda resultando en un día de productividad negativa.
El tiempo que ocupan las reuniones son minutos que podrías dedicar a avanzar tareas y entregas, sobre todo en tus picos de productividad. Dicho esto, si tienes que programar una reunión a lo largo del día, hazlo cuando tu productividad está en sus niveles más bajos, de esta manera te aseguras que hasta tus horas de poca productividad sean eficientes.
7. Dejar la tarea más importante para el final
Una lista infinita de tareas puede ser abrumadora desatando un deseo irrefrenable de reducirla cuanto antes para sentir que hemos avanzado. Sin embargo, esta actitud no contempla la prioridad de las tareas, tan solo la cantidad.
En lugar de comenzar a resolver tareas pequeñas y poco importantes, empieza el día abordando las tareas de más urgencia o importancia. De este modo te aseguras que las tareas más primordiales sí se acaban.
8. Apostar por la comida basura
En la medida de lo posible evita comer rápido y mal en el descanso de la comida. Los menús ricos en azúcares y grasas traen de la mano digestiones pesadas que te adormecerán en la sobremesa y romperán tu ritmo de trabajo. En su lugar opta por platos ricos en proteínas para rellenar tu energía.
9. Permanecer sentado todo el día
Tener todo el día el trasero pegado a la silla no es bueno, las articulaciones se entumecen y la circulación no fluye. Siempre que puedas tómate un descanso de 5-10 minutos para pasear al aire libre y despejar la mente. Incluso traslada las reuniones al entorno urbano y tómate un té al aire libre mientras caminas por la ciudad con tu compañero, responsable o cliente y discutís sobre ese nuevo proyecto. Te sorprenderá lo que un cambio de aires puede hacer por tu productividad.
10. Saltarte el gimnasio
Un poco de ejercicio físico al día es sagrado. Está demostrado que realizar actividad física cada día no solo te mantiene en forma, también regula tus ciclos hormonales, mejorando tu estado de ánimo, eliminando el estrés y aumentando la calidad de tus horas de sueño. Por poco que puedas, busca un hueco en tu apretada agenda para cuidarte, lo notarás enseguida y rendirás más en el trabajo.
11. Planificar demasiado
Es fantástico que puedas organizar tu día, prioridades y tareas para que no se te pase nada por alto. Sin embargo, no te obsesiones con planificar cada minuto, esto puede ser contraproducente en el momento en que una urgencia o nueva prioridad aparecen de la nada. En lugar de organizar al milímetro cada hora, céntrate en conseguir objetivos. De esta manera siempre puedes dejar espacio para nuevas prioridades sin perjudicar a tu productividad diaria.
12. Procrastinar
El enemigo número uno de la productividad tiene nombre, se llama procrastinación. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. No hay excusas para no abordar una tarea o responsabilidad. Si tienes el tiempo para hacerlo avanza dentro de tus horas de trabajo. Si no lo haces te estará esperando a primera hora en tu escritorio.
13. No dormir lo suficiente
¿Cuántas veces te has ido a dormir tarde porque estabas enganchado a Netflix? Aunque es muy gratificante desconectar después de un largo día de trabajo, también necesitas dormir una media de 7 a 8 horas para recargar las pilas. Márcate una rutina de sueño diaria te proporcionará una mejor calidad de sueño, estarás más descansado y rendirás mucho más.
14. Llevarte trabajo a casa
El trabajo se desempeña durante las horas laborales. Nunca te lleves trabajo a casa. Si entras en esta dinámica nunca desconectarás de tus responsabilidades profesionales y tus niveles de productividad se verán reducidos durante tu jornada laboral.
15. Mirar el móvil
Es difícil evitar la tentación de revisar las notificaciones del móvil, pero hazlo. Durante las horas laborales mantén el móvil fuera de tu alcance para evitar distracciones innecesarias que te robarán el tiempo y te dejarán pensando “¿dónde se me ha ido la mañana?”
¿Crees que nos hemos olvidado algún mal hábito que afecte de forma negativa a la productividad? No dudes en compartir tu opinión con nosotros.