El team building es un concepto del mundo empresarial moderno, pero se ha consolidado como una de las prácticas más recurrentes y exploradas por los profesionales del coaching para desarrollar el plano emocional y la cohesión de grupo de numerosas compañías.
Está demostrado que reporta beneficios a todos los niveles, no solo en la construcción de una cultura de compromiso y compañerismo, sino también en el desarrollo personal de los empleados. Ahora bien: el team building no es una metodología en sí misma. Se trata de un medio a través del cual se pretenden lograr unos objetivos. Si hablamos del método, entonces debemos referirnos al aprendizaje experiencial como la técnica que deberemos emplear en nuestras actividades de construcción de equipo. Se trata de un aprendizaje que emplea la práctica, las vivencias y la interrelación con los demás para promover la reflexión individual y grupal.
Veamos, a continuación, cómo el aprendizaje experiencial puede interferir de una manera provechosa en las actividades de Team Building.
¿Qué tipo de actividades fomentan el aprendizaje experiencial?
“El aprendizaje es experiencia, mientras que todo lo demás, es información”. Lo dijo un sabio como Albert Einstein para referirse a la teoría constructivista del aprendizaje: solo a través de las vivencias podremos adquirir conocimientos e interiorizarlos que, de otra forma, olvidaríamos rápidamente.
El aprendizaje experiencial, pues, obedece a dicha teoría. Si la mejor manera de aprender se hace mediante la práctica, podríamos deducir que el conocimiento es independiente del entorno o el lugar, pero desde el punto de vista del team building se defiende que precisamente el entorno es un factor que se debe tener en cuenta. No es lo mismo realizar un taller o juego en la oficina que hacerlo en un contexto ajeno que permita la distensión en un marco de diversión y ocio. De ahí el concepto de “Outdoor Training”, que incluye todo tipo de actividades lúdicas, didácticas, de aventura, cuerdas bajas y altas en sistemas artificiales, que se llevan a cabo preferiblemente en un entorno exterior y al aire libre.
En general, el aprendizaje emocional persigue la motivación y el desarrollo emocional, pero también el progreso del liderazgo, la comunicación, la creatividad, la cooperación o la autosuficiencia entre muchas otras habilidades. Algunas actividades que lo promueven son las charlas motivacionales, talleres como el teatro, los juegos de rol, análisis sensoriales y otras actividades como gymkhanas deportivas, culturales, concursos, etc.
¿Cómo elegir a los participantes?
El aprendizaje experiencial en las empresas permite entrenar las habilidades de cualquier equipo y rango individual, aunque es especialmente útil en departamentos que funcionan de manera coordinada y en entornos colaborativos en los que la información fluye de manera grupal, aportando valor a la planificación estratégica, el liderazgo, la gestión de proyectos y la productividad.
Para ello cobra mucha importancia la manera en que se confeccionan los equipos.
Número de participantes: No hay ninguna regla escrita en cuanto a la cantidad de participantes, pero es recomendable que si el grupo es muy amplio se divida en grupos más pequeños. El aprendizaje siempre es más fácil en grupos reducidos, especialmente si se pretenden potenciar las relaciones interpersonales.
Integrantes de cada equipo: en función de los aspectos que se quieran desarrollar en la actividad, habrá que mezclar a los participantes de una manera u otra. Por ejemplo, si el objetivo es trabajar la autoconfianza y la comunicación, sería interesante poner en un mismo grupo a cargos de mayor rango con otros de menor, de modo que se puedan romper ciertas barreras. Si se trata de un ejercicio de productividad, probablemente se deban organizar los equipos por departamentos. Si, en cambio, se trata de crear sentimiento de pertenencia a la empresa, será bueno que los equipos sean lo más heterogéneos posible, mezclando a personas de distintas edades, departamentos, antigüedad, etc.
Si te toca organizar estas actividades, planifícate bien y define muy bien los objetivos antes. Les sacarás más provecho.
¿Qué temáticas elegir?
La temática de la actividad también variará, siempre, en función de los objetivos, y en consecuencia, según los equipos formados. Como organizador, deberás adaptar el tipo de actividad a los gustos de tu personal, por lo que estaría bien sondear primero cuáles son sus preferencias (no olvides que se trata de una actividad de aprendizaje mediante la diversión y el entretenimiento).
La actividad elegida para un grupo formado por diseñadores no tiene por qué ser la misma que aquella que elijas para un grupo formado por la alta dirección (los intereses no son los mismos). Para un grupo mixto, deberás encontrar el denominador común que pueda interesar a todos por igual.
Luego están los puntos de mejora de cada equipo: para un grupo que tenga una carencia de atención, una prueba de concentración o una actividad deportiva coordinada le irán como un traje a medida. Para un equipo de ejecutivos que presenten dificultades para ponerse de acuerdo en la resolución de problemas, una actividad como el Escape Room será muy estimulante.
Cada vez existen más empresas dedicadas a organizar este tipo de juegos, con temáticas muy diversas que se traducen en voluntariados, “Trust Building”, actividades físicas y aquellas orientadas a la toma de decisiones y a la resolución de problemas.
Como se puede ver, la eficacia de estas actividades dependerá de la astucia con la que se barajen las distintas variables que condicionan la formación de los equipos y los objetivos fijados.
¿Cuánto debe durar una actividad?
El aprendizaje experiencial requiere una adecuada selección del tiempo. Cuantas más personas integren un grupo, más tiempo se va a necesitar para poder desarrollar una actividad. Algunas empresas le dedican una jornada entera al Team Building, incluso dos, para poder romper la rutina laboral y diversificar las actividades lúdicas (combinar más de una resulta sumamente entretenido).
En función de la temática elegida, a cada prueba le corresponde una duración distinta: en un grupo reducido, un taller de debate puede dividirse en pequeñas intervenciones de cada participante sin que supere los 30 minutos en total. De esta manera se puede hacer un corto descanso que dé paso a otra actividad muy diferente en poco tiempo. Para las actividades físicas y deportivas, el cuerpo manda: una hora podría bastar. Encuentra el equilibrio para que la duración sea la correcta para estimular sin llegar a aburrir.
¿Cuándo es el mejor momento para realizar una actividad?
Siempre es buen momento para aprender. Aun así, hay actividades que resultan más agradables con un clima propicio, especialmente aquellas que se realizan en espacios exteriores. Practicar el team building en primavera o verano tiene múltiples ventajas: aparte del buen clima, suele coincidir con la recta final del curso laboral y puede ser un premio a todo un año de trabajo antes de las vacaciones de los empleados. De todas formas, deberás valorar si hay épocas de más estrés y carga de trabajo en las que este tipo de actividades podrían ser especialmente beneficiosas para dar un descanso al personal. Eso sí, ten muy presente que, como se ha dicho, además de servir como entretenimiento el team building es una manera más de fomentar el aprendizaje, por lo que dichas actividades tienen que constar como jornadas laborales. No deberían incluirse en el calendario festivo de los trabajadores.
Si has realizado alguna actividad de aprendizaje experiencial a través del team building, ¡cuéntanos tu experiencia!