10 formas de acabar con la motivación de tu equipo
No son pocos los estudios que en los últimos años han demostrado cómo el bienestar y la satisfacción son fundamentales para mantener la motivación en el entorno laboral. Y esto se traduce, además, en un significativo aumento de la productividad del empleado. Pasamos alrededor de 8 horas cada día en el trabajo, por lo que es normal que en algún momento nuestro nivel de motivación descienda y, con ello, nuestro nivel de productividad, perjudicando a la economía de la compañía.
Sin embargo, no muchas empresas son conscientes realmente de la importancia de aplicar políticas de motivación para hacer crecer la empresa. Y no solamente es que no les presten atención, sino que consideran este tipo de medidas como un gasto más que como una inversión. A día de hoy, un gran porcentaje de empresas se preocupan únicamente de que el trabajo esté realizado correctamente y entregado a tiempo, sin pensar verdaderamente en el bienestar del trabajador que, al fin y al cabo, es el capital más valioso de una empresa.
Un trabajador motivado es un trabajador mucho más eficiente. Si quieres tener un equipo motivado y que tu empresa siga creciendo, hay ciertas prácticas en las que no deberías incurrir. A continuación te mostramos algunas de ellas.
Prácticas que pueden acabar con la motivación de tu equipo
1. No fomentar el crecimiento profesional
No hay nada más desmotivador que creer que uno no avanza. Todos necesitamos sentir que estamos en el camino correcto hacia el éxito y que los pasos que damos nos están ayudando a crecer a nivel profesional. Cuando sentimos que crecemos y progresamos, el entorno de trabajo se vuelve dinámico y agradable, ganando la batalla a la desmotivación. Fomentar el desarrollo profesional de cada uno de tus trabajadores y hacerles saber que están en la senda y en la empresa adecuada, les proporcionará una dosis extra de motivación.
2. Mantener personas negativas en tu equipo
Si alguna vez has tenido en tu equipo a trabajadores con una actitud muy pesimista, ya sabrás lo perjudicial que puede llegar a ser. Y es que además de resultar destructivo, pasar la jornada laboral con personas que solamente ven problemas en lugar de buscar soluciones puede llegar a ser tremendamente agotador. En estos casos es mejor dejarles encontrar su propio camino en otro lugar.
3. No reconocer el esfuerzo
Cuando tus empleados se han esforzado por realizar bien un trabajo y además han conseguido hacerlo a tiempo, no hay nada peor que no darles un merecido reconocimiento. Si los miembros de de tu equipo no se sienten valorados, acabarán entrando en un estado de apatía y carente de inspiración. No es necesario que se trate de una compensación económica, con un simple “gracias”, sentirán que aprecias su trabajo.
4. No compartir información
Cuando no hay comunicación dentro del equipo o la comunicación es escasa, los empleados pierden mucho tiempo intentando averiguar si lo que están haciendo está bien, cometen errores en proyectos importantes, hay tareas que se duplican, etc. Y no sólo afecta al trabajo en sí, sino que además, el hecho de que sea el responsable el que solamente tenga toda la información sobre los diferentes proyectos, hace que los empleados no se sientan como parte de la empresa. Sin embargo, cuando la comunicación fluye, todos los miembros del equipo salen beneficiados y con ello la empresa.
5. Dar palos de ciego
Sin unas directrices marcadas, incluso los mejores trabajadores pueden acabar siendo poco productivos. Si un trabajador se esfuerza, pero no se establecen unas líneas que sirvan de guía al proyecto en el que está trabajando, es posible que tenga que realizar cambios o repeticiones en el futuro por cuestiones que no han sido tenidas en cuenta desde el principio. lo cual puede acabar siendo muy frustrante.
En cambio, cuando tenemos una visión global del terreno en el que nos movemos, podemos elaborar un plan donde se contemplen con todo detalle las tareas que deben llevarse a cabo para alcanzar los objetivos propuestos. De esta forma, las probabilidades de que se cometan errores se reducirán considerablemente y el trabajador sentirá que está haciendo las cosas bien.
6. No valorar el tiempo de tus empleados
Si constantemente reúnes a tu equipo para tratar temas poco importantes o envías correos electrónicos a todos los empleados con información irrelevante, solamente harás que pierdan el tiempo y se sentirán frustrados por no ser tan productivos como quisieran. Si tienes que interrumpir a algún miembro de tu equipo durante su jornada laboral, intenta que sea siempre por algo importante. De esta forma, sabrán que valoras su tiempo y trabajarán más cómodos.
7. Mostrarse autoritario
La diferencia entre un jefe y un líder es que el primero se preocupa porque los empleados acaten sus órdenes, y no por hacerse respetar por su actitud y por sus ideas. Un líder es aquel al que todos siguen porque demuestra que sus directrices se sustentan sobre argumentos válidos. Una figura que huye del autoritarismo y que busca la colaboración con todos los miembros del equipo de manera horizontal y no vertical. Por eso, las personas que saben liderar hacen crecer una empresa porque fomentan la unión y la harmonía en el entorno de trabajo, en lugar de hacer sentir a los trabajadores que siempre están por debajo.
8. No escuchar las ideas de tu equipo
Seguramente en algún momento tú también fuiste un empleado y tuviste que seguir las órdenes de tus superiores. Incluso puede que todavía haya alguien un puesto por encima de ti. Entenderás, entonces, el malestar que genera el hecho de que tus ideas y sugerencias no sean escuchadas ni valoradas. Si haces lo mismo con tu equipo, sólo conseguirás que hagan las cosas sin entusiasmo. Piensa que una de las bases para mantener la motivación de tu equipo es la colaboración.
9. No fomentar la conciencia de equipo
Si los empleados no se sienten como una pieza fundamental de la empresa, invertirán menos esfuerzo en su trabajo. Consigue que todos los miembros se sientan importantes y orgullosos de pertenecer a la compañía. De esta forma, sentirán que reman juntos en el mismo barco y estarán mucho más motivados para afrontar las dificultades que puedan ir apareciendo a lo largo del camino.
10. No premiar su trabajo
Aunque es cierto que la obligación de un empleado es cumplir con su trabajo, tu equipo se sentirá más feliz si de vez en cuando lo premias de alguna manera. Por ejemplo, después de haber completado un proyecto muy complejo o al que han tenido que dedicar horas extras, puedes invitarlos a pasar un día fuera de las instalaciones de la empresa realizando alguna actividad divertida. De esta forma, no solamente se sentirán más cuidados, sino que además fortalecerás la unión entre los empleados, favorecerás la creación de un buen ambiente de trabajo y que la comunicación fluya entre los miembros del equipo.
Si identificas algunas de estas malas prácticas en tu entorno de trabajo, ya sabes que te toca poner todo de tu parte para convertirte en parte de la solución. Recuerda que la personas no suelen quedarse mucho tiempo en empresas donde no se sienten motivadas y en las que no son felices. Y seguramente no quieras estar formando a nuevos trabajadores de manera constante, pues con ello solamente conseguirás reducir considerablemente la productividad de la empresa.
¿Consideras que hay alguna otra práctica que puede acabar con la motivación de tu equipo? Nos encantaría que compartieras tu experiencia con nosotros.