La vocación existe, sí. Se siente, se lleva dentro, dicen algunos. Pero para ser un buen dirigente no sólo basta con tener vocación para ello. El aprendizaje, la empatía y el autocontrol son ingredientes tan interesantes como necesarios para mejorar y crecer como líder. Ante la pregunta “¿se nace, o se hace?”, yo respondo: las dos cosas. Si eres de los que siente el liderazgo muy adentro, estos 10 consejos te ayudarán a ejercerlo de forma adecuada para mejorar la productividad del equipo.
1. Predica con el ejemplo
Sé ejemplar y muéstrate como un modelo a seguir para tu gente. Los grandes líderes inspiran confianza y admiración por cuanto hacen, y no por cuanto dicen. Evita un exceso de imperativos, la cuestión es ayudar en vez de obligar. A menudo resulta más efectivo y motivador un consejo o sugerencia basada en tu propia experiencia que una instrucción. Para entendernos, no es lo mismo decir “deberías hacerlo así” que “yo lo haría así”. Sobre todo, honestidad.
2. Sé un coach
El coaching continuo es fundamental. Las reuniones individuales con los miembros de tu equipo serán clave para generar un entorno favorable de confianza y motivación. Te permitirán revisar su progreso, orientar y dirigir cuando sea necesario. Si alguien de tu equipo ha cometido un error, abórdalo cuanto antes (no dejes pasar el tiempo con tales asuntos). Las personas no cambian de la noche al día, por lo que es importante tener paciencia. El progreso llegará, a su debido momento, aunque tengas que repetir el mensaje varias veces. El proceso puede resultar bidireccional y generar una retroalimentación positiva: cuando un empleado revierte una tendencia negativa y mejora, te lo puede trasladar a ti y a su entorno dejando un clima muy positivo.
3. Afronta los problemas con entusiasmo
Los problemas van y vienen, algo que ocurre en todas las facetas de la vida. Pero una persona inteligente es aquella que sabe encontrar soluciones eficaces a los problemas, y ésta debe ser la mayor baza de un buen líder. Decaer o rendirse son verbos que no existen en la semántica del liderazgo. Sí existe, en cambio, crisis. Como reza el tópico, “época de crisis es época de oportunidades”. Aprovéchalo para inspirar a los demás, mantén una actitud positiva y calmada, y afróntalo como una ocasión para divertirse, ser creativo y encontrar una solución jugosa que sirva como precedente.
4. Desconecta para conectar mejor
El tiempo es una herramienta que hay que saber gestionar muy bien. A veces, la presión por los timings es contraproducente y no hay que hacer de ello una dinámica de trabajo. Lamento comunicarte que, por desgracia de todos, la panacea no existe y no sirve un mismo patrón para cada situación, por lo que a veces llegar a la solución correcta dependerá de una buena gestión del tiempo. A menudo es necesario alejarse y dedicarse a otra actividad. Otras veces bastará con un pequeño descanso. El cerebro hace maravillas cuando se le da tiempo y espacio.
5. Invita a la participación
Para que tu equipo funcione como tal es importante que todos sus miembros se sientan parte de él. Conocer bien las cualidades y el talento de cada uno de ellos jugará a tu favor. Aprovecha las reuniones para pedir opiniones, para escuchar e invitar a que cada uno haga sus aportaciones. Como es normal, romper el hielo puede llevar su tiempo y no hay que obligar a hablar forzosamente, sino generar un buen clima que favorezca la participación, donde todas las ideas son válidas y se pueden tener en cuenta.
6. Escuchar es aprender
Como es deducible, este punto y el que lo precede tienen una relación de causa-consecuencia. Si consigues que tu equipo tenga voz propia — aunque no necesariamente homogénea — tendrás una más que buena oportunidad para aprender. Mantener una escucha activa te ayudará a construir relaciones fuertes y a crear una cultura de respeto y transparencia.
7. Comunica tus expectativas a su debido tiempo
Un seguimiento y asistencia frecuente a tu equipo evitará un desengaño con los resultados. Por poner un ejemplo, si a final de año un empleado tiene que reportar cuentas y los resultados no son los esperados, parte de la culpa la va a tener su líder, por no haber mantenido una comunicación fluida con él. Las discrepancias que surgen a lo largo del año tienen que ser abordadas al momento para evitar mayores conflictos. En cambio, reconocer un buen trabajo ayudará al desarrollo personal y mejorará los resultados.
8. Toma notas
La pulcritud en el trabajo pasa por tomar apuntes para buscar puntos de mejora. Una actitud crítica pero constructiva facilitará que se puedan detectar los problemas y permitirá visualizar mejor las soluciones. Documenta tus reuniones, presta atención y escribe cada vez que identifiques un área de progreso o necesidad de mejora. Cuanto más grave sea el problema, más imprescindible será la documentación.
9. Selecciona adecuadamente los miembros de tu equipo
Tan importante es que un contrato se adecue a la valía y aptitudes de cada uno, como lo es saber elegir a la persona correcta para tu equipo. No existe verdad más universal que aquella que dice que “las apariencias engañan” o que “las primeras impresiones a veces son equivocadas”. A menudo contratamos por intuición, porque aquella persona nos gusta o porque tiene los conocimientos deseados. Pero hace falta algo más: asegúrate de que el candidato que elijas tiene el ADN para ser miembro de tu equipo. No es sólo cuestión de aptitudes, sino también de química.
10. Mantén una plena confianza en tu equipo
Un buen líder haría cualquier cosa por los suyos, y es bueno que ellos lo sepan. En la medida que vean que tu sentido de la responsabilidad va más allá del cargo que ostentas, su tranquilidad contigo irá en aumento. Así que, para cerrar el círculo de la confianza, ten fe también en ellos. Enviar un mensaje de plena confianza en tu gente a tus compañeros o superiores te puede traer una recompensa.
¿Te han parecido interesantes estos 10 consejos para ejercer un buen liderazgo y mejorar la productividad del equipo? ¿Te gustaría añadir alguno más? No dudes en compartirlo con nosotros en los comentarios.