¿Eres un buen manager? Conoce 10 errores que pueden costarte la renuncia de tus empleados

¿Sabes gestionar el talento dentro de tu empresa? ¿Te consideras un buen manager?

¿Alguna vez has perdido a un trabajador clave y no has sido capaz de comprender por qué?

No eres ni el primero ni el último que ha vivido esta situación. Ser un buen manager es una tarea muy difícil cargada de responsabilidades y en la que no solo debes brillar tú, si no, también hacer brillar a los miembros de tu equipo.

Un buen manager debe encontrar el equilibrio entre delegar y guiar; y detectar y potenciar las habilidades y pasiones de sus empleados. Si no eres capaz de hacerlo, te encontrarás perdiendo a los mejores activos de tu empresa con el coste añadido de contratar y formar a nuevos miembros que nadie te asegura que funcionen igual de bien.

Para evitarlo, hoy te comparto 10 errores que pueden costarte la renuncia de tus empleados. Toma nota y si detectas alguno en tu gestión ¡ponle remedio pronto!

1. No mostrar respeto

Sí, eres la persona que gestiona, pero eso no te da derecho a faltar al respeto a tus empleados.

Si utilizas un lenguaje hostil, agresivo y autoritario para solicitar el desempeño de una actividad o, peor aún, te enfadas y realizas una crítica destructiva lo único que vas a conseguir es generar actitudes negativas frente a ti y la compañía. Con ello estás promoviendo un entorno de trabajo nada favorable para el desarrollo de la creatividad y la consecución de objetivos. Y proporcionas a tus empleados un motivo por el que marcharse de la empresa: tú mismo.

2. Saturar con trabajo a tus mejores empleados

Sé que puede parecer muy tentador asignar más tareas y responsabilidades a un buen empleado. Sobre todo si es eficiente y realiza su trabajo correctamente y en el plazo previsto. Pero no hay nada peor que sobrecargar al personal con obligaciones.

Tantos quehaceres serán interpretados como un castigo por ser eficiente y no un reconocimiento, terminando por quemar a tus mejores activos y absorbiendo su energía y motivación.

Exprimir al máximo a un empleado porque es muy bueno en su trabajo solo será contraproducente. Clic para tuitear

3. No reconocer el trabajo bien hecho

A todo el mundo le gusta que le reconozcan su trabajo. Incluso a ti. Entonces ¿por qué no lo haces con tus empleados?

No subestimes el poder de un gesto tan pequeño. Dar las gracias a tus empleados o a tu equipo por ayudarte en la consecución de objetivos o simplemente porque te han entregado un trabajo magnífico es clave para motivarlos. No te llevará más que cinco minutos escribir un email o hacer una pequeña mención en una reunión. Y conseguirás avivar el espíritu de trabajo y el compromiso con la empresa.

4. Pedir pero no dar nada a cambio

Aunque tengas una posición de mando, no puedes exigir siempre a tus empleados sin ofrecerles algo a cambio. Para muchos puede ser simplemente un incremento en el sueldo, una demostración pública de agradecimiento o un día libre que puedan disfrutar para estar con su familia.

5. No empatizar con tus empleados

Tus empleados son personas, no lo olvides.

Está muy bien que les exijas ciertos mínimos en su rendimiento pero recuerda que también tienen una vida ahí fuera. Aprende a ser más empático y ten presente que los asuntos personales pueden afectar a la productividad de tu equipo en determinadas circunstancias. Es más, dar por hecho que solo viven para tu empresa y que puedes disponer de todo su tiempo sin contemplar otras necesidades te convierte en un tirano.

No seas blando, pero comprende que el trabajo es solo un pilar de la vida de tus empleados. Ofrece margen para encontrar el equilibrio entre vida personal y laboral. Está comprobado que los empleados felices son más eficientes.

6. No cumplir tu palabra

Si haces una promesa cúmplela. Tu equipo confía en ti.

No hay nada peor que decir a alguien que va a obtener un ascenso, recibir un bonus o ser el líder de un proyecto y que después ese momento nunca llegue.

Si haces esto te estás retratando como un superior en el no se puede confiar y que puede darles la espalda si las circunstancias lo requieren. En ese caso ¿por qué ellos deberían ser fieles y leales?

7. No escuchar

Los empleados con más talento serán los primeros en detectar errores y comunicarte oportunidades de mejora. Escúchalos y deja desplegar toda su creatividad y entusiasmo en beneficio de la empresa.

Si te da miedo darles ese poder y cambiar el status quo, solo conseguirás que se obsesionen con las desventajas de estar en la compañía y terminen por odiar su puesto de trabajo.

8. No alimentar sus pasiones

Un buen empleado es apasionado, realiza sus tareas con entusiasmo y está encantado de aceptar nuevos retos. Quizás, en uno de esos retos encuentra algo que le gusta y le motiva especialmente. Tu labor es ser capaz de reconocerlo y premiarlo con la gestión y desarrollo de tareas vinculadas a ese nuevo interés de forma anexa a sus responsabilidades cotidianas.

Está demostrado que si una persona persigue sus pasiones está más motivada y es más eficiente.

9. No retar a tus empleados intelectualmente

Muchos puestos de trabajo requieren de un 80% de tareas mecánicas que, aunque deben hacerse y son importantes, no suponen un reto para tus empleados. Este tipo de actividades hacen que caer en la rutina sea muy fácil, repercutiendo negativamente en el nivel de motivación de tus empleados y en su interés por el trabajo.

Como manager debes ser capaz de ofrecer a tus empleados ese caramelo intelectual para sacarlos del hastío y el aburrimiento en el que se puede convertir una posición demasiado repetitiva y poco satisfactoria. Promueve su auto-realización o si no, se buscarán otro sitio que les ofrezca algo más que un sueldo a fin de mes.

10. Contratar y promover a la persona equivocada

Tu equipo quiere trabajar con personas con talento de quienes puedan aprender y con las que compartir conocimiento. Esto enriquece la experiencia de trabajo. De lo contrario, no encontrarán ningún atractivo más allá del reto personal que suponga su puesto.

Por otra parte, promover injustamente a un empleado u ofrecer unas condiciones favorables a otros miembros sin que estén justificadas puede entenderse como un insulto y una gestión que no valora el trabajo duro si no las influencias. Motivo de sobras para perder a un trabajador.

Como ves, que tus mejores empleados se queden no es cuestión de suerte, en gran medida depende de ti y de tu gestión como responsable. Si se marchan de tu empresa estoy segura de que no les faltarán oportunidades. Así que evita cometer estos errores que pueden costarte la renuncia de tus mejores trabajadores y haz que quieran trabajar contigo.

Y tú ¿qué otros errores crees que pueden costar a una empresa la renuncia de sus empleados? ¡Compártelos en los comentarios!